Han vuelto las nubes. Es una bendición. [No quiero decir bendición y busco en el diccionario de sinónimos que era del abuelo, pero ningún sinónimo me vale. ¿Pues? Sólo que han vuelto las nubes]. No iba a soportar cuatro meses de calor dormidera. Se secan las palabras y se extiende el olvido con el aire caliente.
Vengo con los sueños de nuevo al borde. También es fruto de los calores primeros, se sueña con ansia. En las siestas, más aún. Ayer, de hecho, cuando desperté a las cuatro y cuarto, me dio mucha pereza el mundo real y me pareció que el mundo soñado era el bueno, y el real era una obligación que había que cumplir.